martes, 21 de octubre de 2008


“El dueño de la estación las pone en bombacha y personalmente elige una a una, es una locura”, confiesa con una seguridad matemática un tachero de la ciudad porteña mientras que espera que carguen su tubo de gas.

El ojo porteño se anima a calificar y clasificar cualquier elemento que lo rodea. Las chicas que trabajan como playeras de las estaciones de servicio, no quedan exentas al paneo que viene acompañada de la crítica poco sutil.

“Es una cosa de locos eso pibe, pero acá el que la hace bárbaro es el de la caja (supuesto dueño de la estación de servicio) se las come a todas”, gatilla el tachero que parece ser, a simple vista, un erudito del chimento petrolero que todo lo sabe.

Las pobres chicas trabajan en condiciones insalubres para el ya antes mencionado, ojo crítico. La vestimenta consiste en: La gorra oficial de la empresa, una musculosa muy ajustada que no deja nada libre para la imaginación, zapatillas, una calza blanca, azul o roja (depende de que compañía petrolera estemos hablando) y, la cereza del postre, una micro tanga que puede ser usada como hilo dental y pone como loco a la muchedumbre.

El selecto staff de marketing de la empresa parece seleccionar a cada una de las empleadas por sus atributos y como consecuencia atraen al cliente que contar de ver algo, compra caramelos y los pone en el lugar donde va la nafta.

Las chicas segundo a segundo agarran las mangueras de los surtidores para ponerlas en los autos y lentamente, el sector masculino de la estación se pone a mirar sus auto y se va formando como una popular de cancha de fútbol.

Las empleadas limpian el vidrio y la hinchada agita un: “Uffffff” o capaz se escucha una frase que cita al tan poético “Bambino” Veira. Solo el respiro de la muchedumbre pone en complicidad la mirada hacia las calzas de las chicas.

Terminado el servicio cada propietario de los vehículos se sube a su unidad y parte para el rumbo que ya tenía pactado. Lo mas triste es que ningún espectador de tan dichoso desfile, dejó una mísera propina para las trabajadoras.

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