domingo, 4 de abril de 2010

I-Q

Con brazos alzados
el paquito
embiste el tráfico




(y gana)

miércoles, 28 de octubre de 2009

Otrora,
el alma se vendía
a cambio de riqueza,
inmortalidad
o belleza.
Hoy se vende
a cambio
de una promesa
de trabajo.

martes, 26 de mayo de 2009

El karma se ha cobrado un nuevo triunfo frente a la obtusa humanidad. Esta vez, por primera vez, la pobreza se alza invicta en la batalla. Hoy el mal de chagas y el dengue tienen un contrincante que los mira desde el otro lado del pozo. Es la Gripe de los Ricos, La Gripe de los puercos, el virus que llega al planeta a romper el patrón de injusticia azarosa de las enfermedades. Esta vez entonces, por primera vez, el rico es el que estornuda y moquea.

¿No nos causa aunque sea una mínima mueca interna de gracia escuchar que los infectados se contagiaron durante sus clases de equitación? ¿O que de los 7 colegios que acaban de cerrar por miedo al virus de la influenza (como está de onda llamarlo), 3 tengan nombres en inglés y estén ubicados entre la segunda nube de Olivos y la tercera de San Fernando? Sin rencor adjunto, a mí me da como risa.

Y sí, qué iban a saber estas personas que de su viaje por el mundo perfecto se podrían agarrar un bicho que iba a terminar desterrándolos de su ultra mundo… o que por andar en caballos de fábula iban a terminar aislados y siendo el motivo por el que se atrasan los alumnos del país. Del país del Norte, claro.

La Gripe de los Ricos llega sin haber hecho nunca el más mínimo daño para aparecer. Nadie la contrajo por dormir en la calle, ni por tener las ampollas de los pies manchadas de barro o por carecer de las necesidades mínimas de la vida, como un baño, un colchón, un tampón. Es evidente, creo que casi cantado. Esta vez, por primera vez, la gripe de los ricos la contagia el buen vivir. ¿Quién duda si existe el karma?

miércoles, 29 de abril de 2009

Pasajero: Llegamos, acá nomás...
Taxista: Son $11.70

Pasajero: Servite... ($15)
Taxista: Bueno... y 3 son quince
Pasajero: Te faltan 30 centavos...
Taxista: Es que no tengo monedas de diez
Pasajero: Entonces cobrame $11.50
Taxista: Tampoco, apenas tengo monedas
Pasajero: Entonces cobrame $11 así no te saco las monedas
Taxista: (Resignado pero sonriente) La verdad que nunca nadie me peleó así un vuelto. Servite ($4)
Pasajero: Gracias. Chau.

miércoles, 1 de abril de 2009

Explota un fantasma desde adentro del tórax
me rompe los huesos
me ahoga
chorrea baba blanda, blanca
(Mancho la remera)

Explota y desentiende
marea y arremete
(Me ofusca)
cae la sangre desde la sien
el cuerpo decora la vereda

Un anzuelo pica:
Pescó una bota
un hacha, un perno.
(Está muerto)

Desde adentro el fantasma vomita
llena las muñecas de cemento.
Es difícil caminar con tambores
atados a los tobillos
cocidos a la tráquea.
Mejor callar
y estancarse.

viernes, 27 de marzo de 2009

Apenas arribé a Brasil y prendí la tele me puse a llorar. Eran 4 canales: 2 de noticieros, uno de música y otro de novelas y variedades. Todo lo que surgía de esa programación era absorbido por mi cerebro ávido de contenido chabacano.
Tomé nota mental de un Festival Nacional de las Hortalizas donde juraban que habría gente bonita por todos lados que esperaría de brazos abiertos. En la posición en la que me encontraba, no estaba en condiciones de discutirle a la TV nada de lo que me prometía.

Hubo un programa en especial que captó mi atención más que el resto, uno al que sugerí a mi pareja estable que nos juntáramos a ver para evaluar curvas y guarangadas. Era la elección de la Garota del Verano, en la que esperábamos ver culos brasileros para todos los gustos y placeres. Sería uno de esos eventos para criticar rubias y alabar morochas, pelearse por cuál de ellas tiene las mejores tetas y terminar disconformes con la ganadora… como acá, en Argentina.

Ni bien el desfile había comenzado, notamos que las 50 brasileras que circularían la pasarela vestían mallas enterizas azules. La primera de ellas empezó a caminar moviendo su cuerpecito, la cámara la seguía. Reparamos en su sonrisa, tenía bonitos ojos, la cámara continuaba siguiéndola en un plano medio de la parte superior de su torso, miré sus hombros, tan parejitos y también la cintura, finamente contorneada. Supimos que era Abogada, que estudiaba hacía tiempo sin poder terminar la carrera porque además trabajaba con sus padres. De pronto nos dimos cuenta de que la dama ya estaba volviendo a su lugar de origen y, más importante, no habíamos visto su culo.

Decidimos dejar de hablar entre nosotros para concentrarnos en la tele y no perdernos esta parte vital para definir a la ganadora entre las 49 concursantes siguientes.
Así fue como, prendidos a la pantalla, vimos una a una a las demás garotas desfilar de la mitad para arriba. “¿Y los ojetes mega gigantes de las brasileras, dónde están?”, “¿Para qué lo vimos entero?”, eran algunas de las preguntas que circulaban atónitas y retumbaban entre las paredes del departamento. Acostumbrados al modus operandi de la televisación nacional, esperábamos ver los poros de los 103 pendejos púbicos de las muchachas (muchas de ellas pebetas de 16 años), u observar cómo rebotaban los menuditos pechos en medio del tórax fornido y bronceado.
En lugar de culos, información académica. En vez de tetas, cualidades intelectuales… y ropa. “¡Qué aburrido!”, recuerdo haber pensado: “En Brasil las mujeres son más que un agujero” (o al menos, es menos evidente).

lunes, 16 de febrero de 2009

Si bien todos los personajes de Disney conviven en un mismo universo, las interacciones entre distintos personajes suelen tener como pivotes centrales al ratón Mickey y al pato Donald. Los personajes secundarios como Tribilín, el Tío Rico o los sobrinos siempre interactúan, por separado, con alguno de estos dos personajes centrales. No es normal que muchos de estos personajes secundarios se crucen. Y cuando lo hacen, es por algún acontecimiento de magnitudes epopéyicas.

Tribilín y el Tío Rico dialogan en una viñeta de una Disney Aventuras colombiana que, en la "epoca de oro" solían importarse directo desde Colombia. Un barbudo de veintipico es el dueño de la edición que, sin ningún tapujo, tanta sonrisas le causa en un subte a las seis de la tarde. Pronto guarda la revista en su mochila, y sin dejar de sonreir observa al vagón. El vagón, por su parte, cuando el barbudo voltea la cara, lo observa a él.

Entonces su vecino despunta una de esas pequeñas computadoras con forma de celular y, golea a la selección brasilera en otro clon del fifa 95 desarrollado en java. Barbeta mira curioso, y comienza a hacerle preguntas referidas al juego, molestando al pasivo player que apenas atina con monosílabos. El cuestionario se corona con un "puedo jugar" cuya respuesta , claro está, es negativa.

A su derecha, un ejecutivo analiza la situación y, si bien sabe que el mangazo es inminente NO PUEDE dejar de mandar ese SMS tan importante. Y entonces la situación se repite: "¿Estás mandando un mensajito?","escribis con los números, no?","¿Con quien estas hablando?". Los auriculares impiden responder.

Y la sonrisa del barbudo se desdibuja. Aferra su mochila cada vez mas fuerte y comienzan a salir lágrimas de sus ojos, atrayendo la atención de curiosos siempre pacatos al contacto visual directo. Barbas se levanta de su asiento. "Necesito plata. Una moneda". Llora. "Tengo hambre". Y su desesperación crece. Comienza a caminar de una punta a la otra del vagón, buscando una mirada, alguien, algo. "Por favor" grita, con mocos chorreantes.

Barbas no consigue nada, y se arrastra al siguiente vagón. A mi lado, una risita y un: "el hijo de puta quería generar empatía".

 
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