viernes, 6 de febrero de 2009

Abrió su cartera ni bien se sentó, y sacó el paquete con el objeto tan preciado. Quitó la cinta, removió la bolsita y ahí estaban, ella y su cd, separados tan solo por un celofán. Lo miró por un momento y sonrió levemente. Lo giró, miró la contratapa, luego el lomo y volvió a la tapa.

Amor amarillo, de Gustavo Cerati, no era lo que se dice una novedad discográfica, pero era nuevo para ella.
Intentó, no sin poco esfuerzo, quitar el celofán. Pareciera una broma del fabricante, que produce envoltorios difíciles de romper, jugando con la desesperación del melómano que sigue comprando discos compactos. Pero lo logró. Y una vez que abrió la cajita, miró el CD, y lo quitó de su base, esa base transparente hecha también por el enemigo, que se romperá a la cuarta o quinta vez de poner y sacar el disco.

Tomó el booklet (la manera progre de decir
librito) y lo olió. Y sin dudas sintió ese aroma a nuevo, mezcla de plástico y tinta, que sirve para endrogarse hasta la compra del próximo original, quién sabe cuándo...

Recordé la primera vez que vi un
cidí, en una vidriera de algún shopping. Y la primera vez que tuve uno en mis manos, allá por los primeros noventas, uno de Pink Floyd que tenía mi tía, que no me había gustado porque con mis once o doce años no entendía ese tipo de música todavía...

Después tuve uno de Guns N' Roses, ese de la tapa azul con el tipo pensando, que era importado porque todavía no se fabricaban acá... Tener ese plástico que parecía metal, era tener el futuro en las manos. No más cassettes ni vinilos; y tan lejos de los cd's vírgenes, pendrives y mp3
desespiritualizados, si se me permite el término.

Leyendo el librito viajó ella, durante todo el trayecto del 152, que le debe haber sido eterno, por las ansias de llegar a su casa para poder escuchar ese disco, que aún sin sonar, la acompañó durante todo el viaje.

2 comentarios:

porteña dijo...

Me hiciste acordar de mi primer CD. Yo quería uno de Chiquititas, el primero que había salido, pero mi mamá me obligó a comprar uno de Ricky Martin en el que se lo veía de espaldas adentro del librito, una espalda morruda y fortachona. Me lo tuve que comprar y todavía lo tengo. Triste.

Unknown dijo...

Sisi, todo muy lindo. PERO QUE DISCO DE MIERDA QUE SE COMPRO LA MUCHACHA!

Larga vida a Pobres y Anónimos.

 
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